a) El Verbo Eterno del Padre.
El Evangelio según San Juan comienza con una verdad impactante: el Verbo de Dios, el Hijo de Dios, que existía antes de la creación y por el que todo fue hecho, se hizo carne y hábito entre nosotros. (Jn 1, 1-14) (Col 1, 16-17)
Dios se hizo carne este es el suceso más importante de toda la historia. Jesucristo era el Hijo de Dios, que existía desde la eternidad. El Verbo Eterno del Padre, se hizo hombre en la persona de Jesucristo y nació en un momento determinado de la historia y a quien mataron unos treinta y tres años más tarde, a las afueras de Jerusalén. Jesucristo era verdadero Dios y verdadero hombre.
b) Jesús hijo de David.
El Nuevo Testamento comienza mostrando cómo Jesús desciende de David y Habrahám.
Mateo utiliza su destreza literaria para mostrar que Jesús es el Hijo perfecto de David. Para Mateo, el Éxodo termina con la llegada de Jesús. Introduce la genealogía con estas palabras: "Genealogía de Jesucristo…" (Mt. 1, 1-13)(genealogía de los descendientes de Adán Gn. 5, 1-30)
Mateo utiliza a propósito las mismas palabras para mostrar que la historia comienza con Adán y termina con Jesucristo.
La genealogía presentada por este evangelista nos muestra que Jesús desciende de David, pero deja claro que Jesús es más que un simple descendiente de David: es el descendiente perfecto o ideal de David.
Son catorce las generaciones desde Abraham hasta David, y catorce generaciones desde David hasta la deportación a Babilonia, y también catorce generaciones desde la deportación a Babilonia hasta Cristo.
Mateo ordena los nombres en tres grupos de catorce. El número tres es un número simbólicamente perfecto. Y catorce es dos veces siete. El siete es otro número perfecto, porque catorce es un número simbólico doblemente perfecto. Pero es mucho más profundo el significado, ya que los hebreos, al igual que los romanos, utilizaban las letras para representar números. Para los hebreos la letra D representa 4 y la letra V representa 6. De esta forma se pueden sumar las letras de un nombre hebreo y obtener un número. En hebreo al no tener vocales el nombre de David se deletrea DVD. Si sumamos las letras (D=4 + V=6 +D=4) obtenemos 14.
Catorce, catorce, catorce: al repetir el nombre de David en tres tiempos perfectos Mateo, nos está mostrando a que Jesús es el heredero perfecto de David, el verdadero Ungido que hereda todas las promesas hechas por Dios en la alianza davídica.
c) El anuncio del ángel.

Fuente: http://www.12apostoles.es/jesusviveenlacasadeallado/wp-content/uploads/2014/12/Anunciaci%C3%B3n-Gabriel-Virgen-Maria-08.jpg
El anuncio del ángel Gabriel a la Virgen María
SAN LUCAS 1, 26-38:
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás".
María entonces dijo al ángel: ¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen? Contestó el ángel: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible".
Dijo María: "Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho". Después la dejó el ángel.
San Lucas es el único evangelista que nos cuenta historias familiares sobre la Anunciación y sobre el nacimiento de Jesús.
La expresión "cubrir con la sombra" se utiliza raramente, sólo cuando se revela la gloria de Dios. (Ex 40, 34-35). En la versión griega de la Escritura San Lucas conocía la expresión "moraba sobre" y la traduce por "cubría con su sombra": El Espíritu Santo "cubrió con su sombra" a María de la misma forma que la nube "moraba sobre" el Tabernáculo cuando el Arca de la Alianza había sido introducida en él.
La sumisión de María a la voluntad de Dios contrasta con la larga historia de rebeldía del pueblo de Israel. Como madre del Ungido, María se mantuvo "llena de gracia" desde el nacimiento, libre de la tentación del pecado, de ese pecado que llevó a Israel a desviarse tantas veces del camino. Ella permaneció virgen antes, durante y después del nacimiento de su Hijo.
d) El nacimiento de Jesús
JESÚS NACE EN BELÉN: LUCAS 2, 1- 40:
Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria. Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal. José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa.
En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados. Pero el ángel les dijo: "No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre."
De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: "Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia."
Después de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: "Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer." Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían. María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.
Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre quedara embarazada. Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, tal como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También ofrecieron el sacrificio que ordena la Ley del Señor: una pareja de tórtolas o dos pichones. Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor. El Espíritu también lo llevó al Templo en aquel momento. Como los padres traían al niño Jesús para cumplir con él lo que mandaba la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios con estas palabras: Ahora, Señor, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz como le has dicho. Porque mis ojos han visto a tu salvador, que has preparado y ofreces a todos los pueblos, luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel. Su padre y su madre estaban maravillados por todo lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: "Mira, este niño traerá a la gente de Israel ya sea caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras a ti misma una espada te atravesará el alma. Por este medio, sin embargo, saldrán a la luz los pensamientos íntimos de los hombres."
Había también una profetisa muy anciana, llamada Ana, hija de Fanuel de la tribu de Aser. No había conocido a otro hombre que a su primer marido, muerto después de siete años de matrimonio. Permaneció viuda, y tenía ya ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo día y noche al Señor con ayunos y oraciones. Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Una vez que cumplieron todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se desarrollaba lleno de sabiduría, y la gracia de Dios permanecía con él.
Lucas se esmera en proporcionarnos el marco histórico exacto del nacimiento de Jesús Ocurrió durante el reinado de César Augusto. Cuando Quirino era gobernador de Siria Augusto decretó que "todo el mundo debía empadronarse." José vivía en Nazaret pero, para inscribirse, debía regresar a Belén, que aunque era pequeña era la ciudad en la que había nacido David. El profeta Miqueas había anunciado que el Mesías nacería en Belén (Mi 5,2).
Aunque María estaba a punto de dar a luz, viajó con José desde Galilea, pasando por Jerusalén, hasta Belén. Cuando nació el hijo de María, el único sitio seguro para recostar al niño fue en un pesebre. Todos estaban ocupados pero unos pastores recibieron la visita de un ángel. (Lc 2, 8-11)
LA EPIFANÍA
Mateo 2, 1-21:
Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo." Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel.
Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: "Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje." Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez a la estrella!. Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.
Después de marchar los Magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo." José se levantó; aquella misma noche tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por boca del profeta: Llamé de Egipto a mi hijo.
Herodes se enojó muchísimo cuando se dio cuenta que los Magos lo habían engañado, y fijándose en la fecha que ellos le habían dicho, ordenó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores.
Así se cumplió lo que había anunciado el profeta Jeremías: En Ramá se oyeron gritos, grandes sollozos y lamentos: es Raquel que llora a sus hijos: éstos ya no están, y no quiere que la consuelen.
Después de la muerte de Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: "Levántate, toma contigo al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya han muerto los que querían matar al niño." José se levantó, tomó al niño y a su madre, y volvieron a la tierra de Israel.
Herodes recibe a los tres reyes magos. A Herodes le inquieta que surgirá un Rey (Mt. 2, 7-8) La estrella guío a los magos y ellos se postraron ante Él y le ofrecieron valiosos presentes ( Is 60, 3-6).
Los tres reyes no regresaron a Herodes. Por un sueño supieron que no debían volver a verle y regresaron por otra ruta. Cuando Herodes se imaginó lo que había ocurrido, hacía tiempo que se habían ido. José también tuvo un sueño (Mt 2,13) José y María se llevaron a Jesús a Egipto.
Herodes al no encontrar al niño entro en cólera, decidió la tragedia ( Mt 2,16) Mateo muestra que Jesús es un profeta como Moisés (similitud entre Jesús y Moisés de escapar de la matanza de los niños).
Tras la muerte de Herodes, José y María pudieron traer a Jesús de vuelta a Nazaret.
Jesús adoctrinan a los maestros (Lc 2, 41-52): A los doce años Jesús tenía tal dominio de las Escrituras que hasta los grandes maestros quedaron admirados de su conocimiento y sabiduría. Luego Lucas solo añade: "Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres" ( Lc 2,52).
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